Ya escribo desde España, os cuento lo que pasó.
Domingo, día de comenzar nuestro laaaaaaaargo viaje de regreso. Digo largo porque tuvimos que esperar 14 horas en el aeropuerto el Lunes, pero ya llegaremos.
Nos despertamos muy muy muy temprano (a las 6 de la madrugada) para organizar todo rápidamente e intentar coger un taxi, ya que nosotros no ibamos al JFK si no al aeropuerto de La Guardia. Antonio y yo estabamos preocupados (sobre todo Antonio) porque no veíamos muchos taxis amarillos pasar por nuestra zona, así que madrugamos para estar temprano en la calle.
Recogimos todo, hicimos una lista, nos echamos cosas olvidadas por parte de Mayte (vaya cabeza que tiene la muchacha...) y salimos a la calle...¡A las 8 de la mañana! No sería tan grave si no hubiesemos tenido el vuelo a las 3 de la tarde.
Salimos a esperar al taxi, que para sopresa nuestra el primero paró en 5 minutos, pero no era amarillo, era de los negros. La peculiaridad de los negros es que tienes que negociar el precio antes de que te lleven y no hace falta que les des propinas. Con este taxista tuvimos también una historia graciosa, os la cuento.
El taxi nos para, baja la ventanilla y le pregunto.
-How much to La Guardia? (Cuanto para ir a la Guardia)
-La Guardia? Only tare (leedlo como si lo leyéseis en español, pues así lo dijo).
Yo pense que me había notado acento de latino y le dije a Antonio
-Dice que sólo por la tarde. (Con un gesto de confusión)
Entonces vemos que sale del taxi y nos dice, sonriente.
-Only tare.
-What? ¿Qué?
-Taaaaaareeeee. (Mientras dibuja en el aire el número 30).
Cuando vimos esto nos quedamos flipados, estaba diciendonos 30 de una forma que jamás habíamos oído.
Decidimos coger el taxi, pero le pregunté antes de nada si aceptaba tarjeta de crédito, puesto que ninguno llevabamos en efectivo. Para nuestra sopresa, dijo que no. Así que tuvimos que acercarnos al ATM más cercano para poder sacar dinero. Pero estaba cerrado y no teníamos ni idea de donde había otro. Sin embargo, el taxista le dijo a Antonio que subiese, que el sabía donde había otro. Lo llevó y sacó dinero, y no nos cobró más por ese transporte. El taxista fue muy amable. Nos metió las maletas al maletero y al coche (no cabían todas en el maletero) y nos llevó al aeropuerto en un momento (menos de 20 minutos).
En el aeropuerto preguntamos si podíamos facturar ya, pues no veíamos a gente en nuestro lado de facturación, pero si que podíamos y nos dejaron facturar antes. Para nuestra sorpresa había un vuelo a las 11, y nos dejaron subirnos 4 horas antes para ir destino Philadelphia. Lo cogimos sin dudar.
El vuelo hacia Philadelphia fue bastante tranquilo y al llegar tuvimos que esperar unas 6 horas al nuestro de camino a Madrid. Comimos en el único sitio barato que había en el aeropuerto. Un McDonald, como no. Y nos montamos en el avión.
Antonio se pasó el viaje durmiendo pero yo no pude, porque eran todavía las 6 de la tarde para mi horario así que me dediqué a ver películas y leer en el avión.
Día 24: Salida hacia España
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Daniel
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